Parece la próxima película de Roland Emmerich pero desgraciadamente no es una ficción, sino la dura realidad. Es la prueba irrefutable del apocalipsis que actualmente viven las míticas y entrañables salas de cine. Cada vez son más los teatros derruidos, derrumbados, abandonados, devorados por las grandes superficies y las multisalas comerciales. Contadas veces algo tan bello llegó a ser tan triste. Sería algo así como si Roberto Rossellini hubiera salido de su tumba para unirse a Wim Wenders y abofetearnos con está exposición fotográfica. ¿Que pensaría el Totó de"Cinema Paradiso" si viera las fotografías que a continuación os mostramos?
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