El 2 de diciembre de 1998 se presentó la islandesa Bjork junto a la Icelandic String Octet y al DJ Mark Bell en la ciudad de Cambridge, Inglaterra, en una las últimas actuaciones de la gira 'Homogenic' de ese año. El director David Barnard fue el encargado de reflejar visualmente la excelencia de un show finamente ambientado con grandes telares ventilados y luces místicas y sombras sugerentes y sonorizado con violines altamente sensibles, convirtiendo a la popular cantante en un duende que vuela entre cortinas mágicas y sueños vocalizados. Para la crítica, se trata del mejor registro audiovisual de Bjork, en los tiempos de Post y Homogenic, sin duda dos de sus mejores discos. Así suenan Hunter, Come to Me, Human Behaviour y Bachelorette, por citar sólo algunas de las 14 canciones interpretadas por una de las cantautoras más emblemáticas y personales que nos supo dar la música contemporánea.
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